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Invitan a conocer México en sus imágenes

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Después de haberse publicado, en 2009, bajo el título original de Looking for México, el escritor, cineasta y curador John Mraz presentará hoy el libro México en sus Imágenes, a las 19:00 horas, en el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo.

Mraz, quien en esta reedición sintetiza, traduce y actualiza las investigaciones realizadas desde 1981, año en que llegó a México, explica que su obra se enfoca en la cultura visual moderna de este país: fotografía, cine e historia gráfica.

“Me enfoco en las representaciones históricas, sobre todo de la Revolución Mexicana y sobre los arquetipos que ofrecen en el cine de la Edad de Oro los cómicos. Yo comparo a Tin Tan con Cantinflas; hablo de los charros: el revolucionario de Pedro Armendáriz, el señorial de José Negrete; el posmoderno de Pedro Infante”.

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La identidad mexicana vista a través de la fotografía y el cine

8-1El proceso de formación de nuestra identidad nacional a través de las imágenes es el tema de reflexión del historiador John Mraz en su nuevo libro México en sus imágenes.

Editado por Artes de México, el volumen de 444 páginas traza un recorrido por el trabajo de algunos fotógrafos cuyas obras ayudaron a dar una imagen pintoresca del país. Entre ellos, Désiré Charnay, Guillermo Kahlo, Hugo Brehme, los hermanos Casasola, Tina Modotti, Manuel Álvarez Bravo, Nacho López y Graciela Iturbide.

A lo largo de su reflexión crítica, el historiador reconocido por sus libros sobre fotoperiodismo mexicano, repasa las formas en cómo se ha representado México, desde la imágenes pintorescas hasta las que muestran las diversas realidades del país.

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Artes de México: identidad nacional, delineada con fotos

John Mraz

«La identidad no brota del suelo ni cae del cielo”, asegura el historiador John Mraz, que presenta su más reciente investigación sobre la identidad mexicana a partir de cien fotografías y escenas cinematográficas que aborda en su más reciente libro titulado México en sus imágenes.

“La identidad no es algo que se propone de una vez por todas, más bien es algo que se construye, se deconstruye y se reconstruye constantemente”, afirma en entrevista con Excélsior. Y para eso traza un recorrido por la identidad mexicana que incluye imágenes de Guillermo Kahlo, Cruces y Campa, Manuel Álvarez Bravo, Tina Modotti, los hermanos Mayo y Gabriel Figueroa, entre otros más, para ofrecer un mosaico de estilos, temas y personajes cruciales para la cultura visual moderna de México.

El libro muestra las dos escuelas sobre cómo se ha representado a México. “Por un lado tienes las representaciones pintorescas, como en la fotografía de Brehme, Rafael Carrillo y Luis Márquez, cuya idea enfatiza que lo que sale de la tierra —como los magueyes— o lo que baja del cielo —como las nubes— es lo que da identidad.”

Y aunque ese tipo de representación se ha mantenido hasta el presente, también están las representaciones que comienzan con Edward Weston y Modotti, aunque su practicante mexicano más reconocido es Manuel Álvarez Bravo, explica.

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La fotografía periodística debe embalsamar un instante que existió, dice John Mraz

Ojo de Venado

Los fotoperiodistas contemporáneos “están con un pie en el documental y con el otro en la estética de sus imágenes”, situación que podría provocar, como advirtió de manera coloquial el historiador visual John Mraz, “que se queden como el perro de las dos tortas”, por lo que es necesario que se definan por la estética o por la información.

Por ello, el investigador afirmó que la fotografía periodística debe seguir teniendo una cualidad: la de ser un imagen inmersa en un contexto social en el que obtenga su significado, ya que su esencia es embalsamar un instante, un tiempo y un espacio que realmente existió.

Mraz, reconocido por sus libros sobre fotoperiodismo mexicano, en especial sobre personajes como los hermanos Mayo o Héctor García, fue el encargado de presentar la colección Ojo de Venado, que incluye a nueve fotoperiodistas que desde la década de los 80 en algunos casos o en los 90 en su mayoría, se han dedicado a retratar la vida cotidiana del país para diversos medios informativos.

Invitados por la maestría en Antropología Sociocultural del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la UAP, estuvieron presenten los fotógrafos seleccionados en la segunda etapa del proyecto coordinado por el Centro de la Imagen, con el apoyo del programa de  Fomento a proyectos y coinversiones culturales del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.

A excepción de Germán Canseco, autor de Hecho en Ciudad Juárez con un texto de Vicente Leñero, participaron Víctor Mendiola, Cecilia Candelaria, Jesús Quintanar y Alfredo Estrella, autores de los fotolibros Víctor Mendiola, presentado por Gil Olmos; A veces la vida, con un texto de Aurora Noreña; Mirar para contarlo, con una presentación propia y Un día cualquiera, con un breve ensayo de Omar Meneses, respectivamente.

John Mraz resaltó la calidad de los fotolibros, y sobre todo el esfuerzo que cada uno de los fotoperiodistas imprimieron en ellos, incluidos los primeros de la serie Patricia Aridjis, Ernesto Ramírez, Raúl Ortega y Omar Meneses, este último coordinador de la serie.

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Nacho López y la mexicanidad, por John Mraz

la Villa

La insistente exploración de «lo mexicano» por parte de artistas e intelectuales durante el siglo pasado podría ser efecto de la herencia colonial, producto del conflicto étnico entre españoles, indios y mestizos, o bien el resultado de la experiencia neocolonial de vivir a la sombra de la nación más poderosa del mundo. Sean cuales fueran las razones, el catalizador inmediato fue la revolución de 19IO-1920. Y es que un cataclismo social de esa magnitud arrasa con las viejas maneras de hacer las cosas y vuelve problemáticas las estructuras mismas de la autodefinición, que, hasta ese convulsivo momento, habían reinado sin cuestionamiento alguno. Ante ese repentino desvanecimiento de todo lo que parecía tan sólido, las figuras culturales intentan ofrecer versiones alternativas de congruencia nacional. en medio de la construcción de sus propias visiones nuevas de esta realidad-en-transformación que están viviendo. En términos generales, podríamos decir que esta búsqueda tomó dos caminos: el oficial y el de la disidencia.

Por un lado, estaba el proyecto de construcción del Estado. La «unidad nacional» era , en la década de los cuarenta, el concepto imperante, que reemplazaba al pluralismo propio del régimen de Lázaro Cárdenas. Carlos Monsiváis se refirió así al espíritu de esa época: «Nada de ‘país plural’ o de ‘diversidad cultural’, México es uno». Los medios de comunicación masivos representaban esa unidad como presidencialismo y pintoresquismo: los primeros vuelto iconos (e intocables), los segundos vuelto exóticos (y seguros). Fotógrafos como Enrique Díaz, Luis Márquez y Hugo Brehme cristalizaron la mexicanidad en el rostro del gran patriarca y en la figura anónima del indígena/ campesino sonriente/ sufriente de las revistas ilustradas, y cineastas como Emilio Fernández y Gabriel Figueroa los llevaron a la pantalla. El pintoresquismo le servía al nuevo orden en tanto otorgaba a los que no llevaban traje ni corbata un lugar no amenazante. Además, se podía vender con facilidad a los extranjeros, que suelen vivir convencidos de que la autenticidad de los pueblos latinoamericanos radica en que se parezcan a la caricatura en que los convierte semejantes representaciones folclóricas .

Leer texto completo a partir de la pág. 165, en Luna Córnea:

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– En Luna Córnea 31. Nacho López (Conaculta, Centro de la Imagen, Cenart, 2007, bilingüe). Agotado

Ojo! Una revista que ve, por John Mraz

Ojo

Las huelgas de 1958-59 fueron la primera grieta en la armadura de “la dictadura perfecta”. Los charros de los sindicatos oficiales habían servido desde los años veinte para controlar a los obreros, pero en 1958 el caldero de la constante disminución de los salarios reales –de la inflación, las devaluaciones y los líderes vendidos– derramó su caldo hirviente y los trabajadores se rebelaron en contra de los dirigentes impuestos por el gobierno. Ferrocarrileros, petroleros, telegrafistas, maestras y estudiantes se alzaron y, por un breve momento, desafiaron el férreo control del partido oficial. Una clave del dominio de la sociedad mexicana fue una prensa tan vendida como los líderes obreros. Por ejemplo, las revistas ilustradas del momento se volcaron en una lambisconería incondicional del presidente, su partido y la clase acomodada que se beneficiaba de esta situación.

Como relámpago en un cielo aparentemente despejado, llegó la rebelión, y la publicación de Ojo! Una revista que ve fue parte de lo sorprendente de ese movimiento. Héctor García había tomado las fotografías de los acontecimientos para el diario Excélsior, en aquel entonces (ya tan lejano) uno de los periódicos de más prestigio en América Latina. Le prometieron que las fotos saldrían publicadas, pero la conocida política dilatoria del “sí, como no” fastidió a García, ansioso de que sus imágenes sirvieran para documentar y participar en un movimiento que parecía que iba a cambiar, finalmente, esa asfixiante situación…

Leer texto:

Ojo!Una revista que ve

– En Luna Córnea 26. Héctor García y su tiempo (Conaculta, Centro de la imagen, Cenart, 2003, Bilingüe).  Agotado