
Por Germaine Gómez Haro
Actualmente, y hasta el 30 de agosto, se presenta en Madrid Photoespaña, festival internacional de fotografía que este año está dedicado de forma monográfica a Latinoamérica. Este magno evento –uno de los más prestigiados del mundo– acoge 101 exposiciones con la participación de 395 artistas: 206 latinoamericanos, 104 españoles y ochenta y cinco de otras dieciocho nacionalidades.
La presencia de la fotografía mexicana con tres espléndidas muestras ha dado mucho de que hablar. Lola Álvarez Bravo está siendo apenas descubierta en España y la exposición organizada por la Fundación Televisa con obras de su vasta colección es una de las más visitadas en el Círculo de Bellas Artes. En ese recinto se presenta también la muestra Kinderwunsch, de Ana Casas Broda, fotógrafa nacida en Granada, España, en 1965, de madre austríaca y padre español, que radica en nuestro país desde 1974. Su trabajo ha versado sobre temas relacionados con la memoria, los orígenes, las mujeres de su familia y, a través de ellas, estudios de género. En 2006 comenzó a trabajar el proyecto que ahora presenta, inspirado en sus reflexiones en torno a la infertilidad, el embarazo y la maternidad, tribulaciones personales por las que la propia creadora había transitado. A eso se refiere el título de la serie en alemán: el deseo de tener niños.
El CentroCentro Cibeles, otrora el portentoso Palacio de Comunicaciones, alberga la exhibición Develar Detonar. Fotografía en México ca.2015, una nutrida muestra integrada por cincuenta y dos fotógrafos mexicanos en su mayoría emergentes, de diversas edades y procedencias regionales. Esta exposición fue curada por la propia Ana Casas Broda junto con Gabriela González Reyes y Gerardo Montiel Klint, creadores del proyecto Hydra, cuyo objetivo es promover la creación, la gestión y la promoción, tanto cultural como comercial, de la producción fotográfica emergente.
Los curadores proponen una lectura abierta de esta muestra que no está dispuesta en forma temática ni estilística, sino que pretende mostrar el discurso de cada creador a partir de narrativas locales y personales y de sus propias posturas políticas, sociales y estéticas. Resulta significativo que, en su gran mayoría, los exponentes coinciden en la necesidad de plasmar aspectos de realidades de gran actualidad en nuestro país, como la violencia, con sus consecuencias que encarnan el dolor y la desesperanza; la atención sobre el paisaje ecológico y urbano planteado a partir de la tensión entre la naturaleza y la civilización, y entre lo real y lo artificial; la recurrencia a temáticas sociales complejas, como la migración y las mujeres de Juárez; la reflexión sobre el cuerpo y el género en cuestionamientos sobre la sensualidad, la sexualidad y la homosexualidad; el imaginario colectivo y el regreso a los orígenes en la dicotomía tradición/modernidad y pasado/presente.
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http://bit.ly/1VJvbMJ
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