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Entrevista con Roberto Tondopó

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Roberto, tu proyecto más reciente es un fotolibro “La Casita de Turrón” que editarás próximamente en colaboración con La Fábrica. En este libro has fotografiado a tus sobrinos durante 7 años. ¿qué te interesa mostrar o explorar de ese mundo en el que los niños empiezan a dejar de ser niños y pero todavía no son del todo adultos?
Es un proyecto que alude mucho a la imaginación y a la fantasía; a ese limbo que es la adolescencia en el que se pierde un poco el terreno de la realidad. El proyecto retrata un espacio de transición y de búsqueda de uno mismo. Un poco como Alicia en el País de las Maravillas cuando Alicia entra a ese mundo de las maravillas y deambula por ahí. En ese sentido Lewis Carrol es sin duda uno de mis autores referentes en el proyecto no sólo como escritor sino también como fotógrafo. Me siento muy identificado con esa búsqueda pero también con su posición como autor. Me cautiva su tartamudez, su timidez y su empatía natural con los niños. Me identifico mucho con su capacidad personal de ver el mundo.
En mi proyecto esas referencias de la literatura infantil son un punto de partida para acercarme a unas imágenes fuertes, a veces duras, pero que generan una búsqueda de mi propia identidad como fotógrafo. Al mismo tiempo, el proyecto es una reflexión sobre la identidad de mí mismo como autor y una toma de consciencia de mis sobrinos acerca de su propia identidad.

Hay un componente fuertemente lúdico y familiar en las fotos de tu libro. En ellas exploras el espacio familiar de tus sobrinos mediante sus objetos, muñecos y mascotas para crear escenas cotidianas en un juego con el que participas de su universo de referencias
El vínculo directo entre el mundo de mis sobrinos y el mío propio es un vínculo que parte de la memoria y de la empatía. En mis fotografías la memoria y la empatía ponen en marcha imágenes que activan la imaginación. El vínculo de la memoria va permeando todo el proyecto y conecta con mi propia infancia. Ambos mundos se entretejen a partir de varias capas de significados mientras vamos cayendo al fondo de las imágenes. Este fondo de imágenes es un tejido tramado desde las vivencias actuales y presentes de mis sobrinos y con las vivencias de lo vivido en mi propia infancia. Esto de alguna manera se articula y se entrelaza en un juego de miradas que van de un presente a un pasado y desde la fantasía a la memoria.

¿Qué te interesa de la fotografía como medio y como lenguaje para poder participar en ese juego de miradas que planteas? ¿Qué nos puedes contar de tu proceso a la hora de elaborar un proyecto fotográfico como éste?
La cámara funciona para mí como un pretexto desde el que articular la magia que se da a través de la interrelación de la complicidad con mis sobrinos. La cámara de pronto se convierte para mí en un detonador que abre una puerta de escape a un mundo mágico de juego y ensoñación. Para mí es un elemento catártico porque si bien el juego permite la liberación también es un medio por el que uno expulsa ciertos temores y conjura el miedo de las cosas que uno no tiene tan claras. Me interesaba mucho llegar al inconsciente. Por medio de la cámara quería aproximarme a un espacio del que ni yo ni ellos somos conscientes que estamos construyendo juntos. La fotografía opera para mí como un elemento propiciatorio de este proceso para llegar a un campo distinto del puramente visual y también como el elemento que hace posible esa búsqueda. Para mí la fotografía es el modo de acceso a una realidad no visible.

Encuentra la entrevista completa en PHotoEspaña

http://bit.ly/1B0sCPr

Presentarán Casita de turrón en España

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El libro Casita de Turrón, de Roberto Molina Tondopó, con más de 90 fotografías que retratan el paso de la infancia a la adolescencia, se promocionará el 9 de junio en la Photo Book Week del XVII Festival Internacional de Fotografía y Artes Visuales PHOTOESPAÑA2015, en Madrid.

La publicación ha llegado al público con presentaciones en Hydra+Fotografía, en el Corredor Cultural Roma Condesa de la Ciudad de México, en la galería de la UNICACH en Tuxtla Gutiérrez y Gimnasio de Arte Chiapas, a la siguió una exposición en  Canthil 4 en esa misma ciudad.

Casita de Turrón es una coedición entre Fundación Televisa, Hydra, Programa de Fomento a proyectos y Coinversiones Culturales (FONCA), Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH) y el Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas (CONECULTA).

Como las tramas que contienen las imágenes, Casita de turrón nos sumerge en un imaginario misterioso donde realidad y ficción se entretejen de formas lúdicas e inquietantes. En la serie, el autor explora los tumultuosos capítulos que se viven en el paso de la niñez a la adolescencia.

Leer nota completa en Chiapas en contacto

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Roberto M. Tondopó llevará “Casita de turrón” a Festival PHotoEspaña

ROBERTO TONDOPO

La transición entre infancia y adolescencia es capturada por el fotógrafo Roberto M. Tondopó en “Casita de turrón”, serie de imágenes que ahora ha sido publicada en un libro homónimo presentado este fin de semana en la galería Hydra +Fotografía, en esta capital.

El libro, que además será lanzado en junio en el Festival Internacional PHotoEspaña, se integra por 90 imágenes a color protagonizadas por los sobrinos del artista de la lente, Andrea y Ángel, realizadas en su mayoría entre 2009 y 2015 en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

De acuerdo con los organizadores, esta obra que ha sido acreedora a numerosos premios y reconocimientos nacionales e internacionales, representa siete años de trabajo de Tondopó.

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La casita de turrón de Roberto Tondopó

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Por Beatriz Novaro

Roberto M. Tondopó fotografía el espacio sin nombre que gravita entre la vida cotidiana y los sueños incómodos. Su punto de vista resulta inquietante.

 Ángel y Andrea, personajes de Casita de Turrón, protagonizan un viaje en el país de las Maravillas; como el de la Alice de Lewis, el mundo representado nos invade con desesperación, con la carencia de sentido. En esta Casita de Turrón, las tardes  se hacen eternas, los espacios se cierran.

Los paisajes y los objetos de esta casa familiar son  elementos de una poética que va de la perversidad a la inocencia. Entre la asfixia y la liberación, los escenarios del juego echan mano de  los cortinajes, las sábanas, los antifaces que quedaron de alguna fiesta olvidable, las plantas de plástico, los frutos de plástico, las bolsas de plástico, una corona de cartón del Burger King, cosas desechables, relojes descompuestos; los objetos mágicos de la infancia  inician su decadencia en la medida que se entra en la pubertad. Esa zona intermedia, ambigua, tensa. Lo dice el silencio denso retratado por Tondopó; la pesantez del aire.

En esta Casita de Turrón es posible bucear, ser estrella de rock, domesticar a un lagarto, disecado o aún vivo;  jugar a los novios con uno mismo besándose la imagen del espejo, colocarse una rana en la espalda a ver qué pasa, ponerle trampas a un gatito, trasvestirse con la ropa del padre o de la madre, colocarse las colchas como capas de reyes y de reinas. Todo se vale. Aquí se es libre  hasta que la realidad atenta contra el juego y lo domina.

No sabemos si entramos a un infierno doméstico o a un lugar encantado.

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Casita de Turrón, fotolibro de Roberto M. Tondopó

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El trabajo del fotógrafo mexicano Roberto M. Tondopó es el protagonista del nuevo lanzamiento editorial de La Fábrica, en coedición con Fundación Televisa, Hydra, FONCA Coinversiones, UNICACH y Coneculta-Chiapas. El libro recoge la serie Casita de Turrón, más de 90 fotografías a color protagonizadas por sus sobrinos Andrea y Ángel, y realizadas en su mayoría entre 2009 y 2014 en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

En la serie, el autor explora los tumultuosos capítulos que se viven en el paso de la niñez a la adolescencia buscando la fusión entre la mirada infantil y la perspectiva adulta para llegar a la unión de su imaginario, la lucha por su independencia individual y la construcción de su identidad. Lo hace a través de imágenes de gran colorido que se plasman en un libro lleno de texturas y sensaciones. El fotógrafo recrea escenas que combinan realidad y ficción a través de «una combinación de información directa y enigmas para que la imagen pueda ser el umbral de una historia que espera ser contada» y en ellas busca una implicación emocional.

El volumen incluye con un cuadernillo compuesto por una serie de textos realizados por el fotógrafo entre los años 2008 y 2014. Un total de 29 escritos que siguen una composición arbitraria. Estos se suceden en el papel a modo de pequeñas reflexiones y sucesos autobiográficos que nos adentran nuevamente en un mundo entre la niñez y la adolescencia.

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