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Retratos de la favela en la intimidad

Dona Eliane, who lives and works in Maré, with two of her grandchildren.

Dona Eliane, who lives and works in Maré, with two of her grandchildren.

Por Valeria Saccone

No es posible tener una verdadera visión de un lugar si las únicas referencias que encuentras sobre él son noticias de violencia y asesinatos. En la favela de la Maré, a poca distancia del aeropuerto internacional de Río de Janeiro, el ejército brasileño primero, la Policía Militar despúes, llevan desde 2014 librando un intento de ‘pacificación’ de la zona. Se acercan los Juegos Olímpicos y se impone la mano dura.

Frente a la imagen de violencia y desorden, Antonello Veneri trabaja desde hace más de dos años para retratar a los moradores del barrio en la intimidad. Para hacer visible rostros que permanecen invisibles. Lo hace acompañado en todo momento de Henrique Gomes, productor cultural, músico y residente de la Maré. «Henrique es sin dudas una de las personas que mejor conoce esta área de Río de Janeiro», asegura el fotógrafo.

El deseo de ambos era mostrar otro aspecto de la favela. «La Maré ha pasado por varios procesos en el último periodo. Tras la ocupación del Ejército, se espera la llegada de las UPP (Unidades de Policía Pacificadora). Durante estos dos años he visto varios tipos de violencia, que al fin y al cabo siempre es la misma. Pero creo que la Maré tiene una riqueza cultural y humana, que solo viviendo allí consigues descubrir», asegura Antonello.

Leer nota completa en Yorokobu

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‘Tribu Kikapú en Coahuila’, vida cotidiana de indígenas en la actualidad

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Por Alondra Flores

El Museo de Culturas Populares ofrece 2 Miradas. Tribu Kikapú en Coahuila, exposición fotográfica que introduce una visión de este grupo indígena que llegó a México a finales del siglo XVIII expulsados por el colonialismo desde las frías tierras de Canadá.

Una treintena de fotografías de Germán Siller y Raúl Cantú retratan la vida cotidiana en la actualidad de esta pequeña comunidad asentada en El Nacimiento, junto al río Sabinas, en Coahuila.

El jefe Chakoka Anico, fallecido el año pasado, sus casas, sus costumbres y sus paisajes son retratados en color y a blanco y negro. Además, imágenes de la naturaleza del fotógrafo kikapú Eric Anico se unen a este cuadro que dibuja al pueblo indígena, ligado a la naturaleza y al espíritu del viento, pero inmersos en las problemáticas contemporáneas

Leer nota completa en La Jornada

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«Domesticados» en Tlatelolco

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Por Claudia Aguilar

De repente cualquiera de nosotros puede llegar a tener  una, dos, tres, cuatro mascotas…y así sucesivamente, hasta que la casa que se habita pasa hacer  la  prueba perfecta de que uno es «un loco de los gatos o perros (u otro animal)». Sobrenombres como perrhijos no resulta extraño actualmente, cuando el papel de un animal va más allá y se convierte en un ser importantísimo dentro de la familia, a tal grado de adaptar sus necesidades a la de éste.

Interesada en el tema, la fotógrafa Norma Sandoval creó la serie Domesticados, en la cual retrató a habitantes de Tlatelolco– donde hay sobrepoblación de perros- conviviendo en sus departamentos con sus mascotas.  ¿Ya te sientes identificado?Nosotros sí.

En entrevista con Garuyo,  la fotógrafa nos contó más sobre Domesticados:

Cuéntanos un poco sobre la sobrepoblación que viste de animales en Tlatelolco.

Las mascotas en la unidad son un elemento característico. Las encuentras ya sea en algún pasillo, elevador, parque.  Tiene que ver que Tlatelolco cuenta con un número importante de áreas verdes y que es un complejo familiar. Cuando llegué a la unidad caminaba en las tardes,  hora clave para encontrar un número importante de perros paseando. De ahí nació el querer mostrar Tlatelolco desde otra perspectiva y ya no como la unidad  catastrófica.

Leer entrevista completa en Garuyo

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Maltratada

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Por Manuel Morales

Se llama Irene y vive en la ciudad boliviana de El Alto, a 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar. Su mirada triste es la de una mujer maltratada por tres hombres en su desgraciada vida: su padre, su hermano y su esposo. «Es una persona frágil, tímida», dice de ella la fotógrafa mexicana Karina Muench, que la retrató hace un par de años, cuando Irene tenía 46 y trabajaba de empleada doméstica en un entorno deprimido. Karina, nacida en México DF en 1975, vive en Berna con su marido suizo y su niña. Formada como fotógrafa documental, siempre sintió «inquietud» por abordar la violencia machista, y como su «compromiso es Latinoamérica», presentó una propuesta para montar una exposición, que logró la financiación de un organismo dependiente del Gobierno de Suiza que trabaja en países en desarrollo.

Karina se trasladó a Bolivia, donde contactó con una ONG que cuida de las maltratadas. «Les expliqué que no quería solo llegar y hacer la foto. Era un proyecto. Tardaron dos meses en contestar pero al fin me dieron una habitación para trabajar”. Karina pasó allí 14 meses. Iba tres veces por semana para hablar con las mujeres y lograr su complicidad. Lógicamente, le costó. «Hasta la primera que dijo ‘yo me tomo la foto’. Entonces otras siguieron». Cada toma le llevaba unos 15 minutos y la retratista asegura que para ellas fue «terapéutico» dejarse fotografiar. «Quise hacer un trabajo sutil y digno para ellas. Que dijeran: ‘Mírenme, sí, soy una víctima pero estoy luchando y no me importa el qué dirán». Karina les informó de que sus retratos iban a estar colgados en una exposición en su país y seguramente en museos y salas de otros, como ocurrió en Chile, Brasil, Suiza y en el festival PHotoEspaña, en Madrid.

«En Bolivia tuvo mucho éxito. La gente se quedaba congelada delante de los retratos y salía conmovida. Había mujeres, jovencitas, que escribían mensajes en el libro de visitas que decían ‘esto me pasa a mí’, y se me ponía la carne de pollo», recuerda Karina con un nudo en la garganta.

Leer la nota completa en El País

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