Por Sofía Carranza
Recorrió el mundo para fotografiar a los desterrados y, además, retrató a grandes luminarias del cine para mostrar su lado personal. La fotógrafa estadounidense Mary Ellen Mark murió ayer en Nueva York, a los 75 años, pero dejó un testimonio de la desigualdad a través de la fotografía.
La fotodocumentalista estadounidense tenía 50 años de trayectoria, y 15 años los dedicó a enseñar su oficio en uno de los estados más pobres del país, Oaxaca. Ahí, con el apoyo de la fotógrafa documental y retratista mexicana Marcela Taboada, Mary Ellen logró familiarizarse con el lugar, la gente, la cultura y las tradiciones que reflejó en sus series realizadas en el país.
A los nueve años, con la segunda guerra fría de contexto, Mary Ellen encontró en las dolencias humanas su vocación de fotógrafa y artista, en la que se convirtió. Creció en los suburbios de Filadelfia, una ciudad caracterizada por su vida cultural, su legado histórico y su actividad artística. Ahí vio el reflejo de las desigualdades sociales. En 1964 recibió el grado de master en fotoperiodismo, por el Colegio de Comunicación de la Universidad de Pensilvania, catalogado como el mejor de su campo en Estados Unidos.
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