Por Sonia Ávila
“Soy lo que fotografié y lo que vi, esa es la suma de Rodrigo Moya. Explorar esa mina tridimensional, ese laberinto con pozos y pasadizos, fue buscarme a mí mismo”, sentencia el fotógrafo considerado uno de los mayores fotoperiodistas de México en el siglo XX, y quien se describe a sí mismo a través de su trabajo analógico.
La reflexión viene a propósito del libro El telescopio interior, un vistazo literal al pensamiento íntimo del fotógrafo a través de sus imágenes impresas en plata sobre gelatina y también de sus textos literarios y periodísticos; lo que en conjunto traza una trayectoria de más de 50 años.
“Me he metido a mi archivo con mi mirada crítica y con la ayuda de investigadores para tratar de comprender qué es lo que está detrás de estas fotos, qué es lo que impulsa para hacer click, y yo creo que es la ideología en su sentido sustancial, es decir la suma de ideas y eso se refleja en la manera de hacer foto.
Leer nota completa en Excélsior