La fotógrafa Kati Horna, de origen judío, vivió su infancia y juventud en Budapest durante un periodo inestable tanto político como social; la violencia, peligro e injusticia que la rodeaban influyeron profundamente en su ideología. Ella encontró en la fotografía un medio para la denuncia y para expresar su particular visión de manera comprometida, humana y compasiva. Su trabajo se caracterizó tanto por la clara influencia del estilo surrealista como el muy personal estilo que desarrolló dentro del periodismo gráfico. El Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey presenta la primera gran retrospectiva de Horna, la cual reúne obra realizada en Hungría, Francia, España y México a lo largo de seis décadas de producción artística.
En 1930, vivió en Alemania por un año donde conoció al escritor alemán Bertolt Brecht, uniéndose a su grupo, y frecuentó a sus compatriotas fotógrafos Robert Capa, Simon Guttman y László Moholy-Nagy, entre otros. A su regreso a Budapest, ingresó al taller del reconocido fotógrafo húngaro József Pecsi donde por un mes fue su única alumna. Más tarde, en 1933, abandonó su país y se instaló en París donde consolida su estilo fotográfico. Inspirada en los movimientos vanguardistas de la época, como el surrealismo, la bauhaus, y el constructivismo ruso, Horna comenzó a realizar collages y fotomontajes. Durante la Guerra Civil española, fotografió por encargo del gobierno republicano aspectos del conflicto así como de la vida cotidiana. Luego de un breve retorno a París, en 1939, la inestabilidad de la guerra obligó al matrimonio Horna a dejar Europa y buscar refugio en México, donde conoció a los artistas también exiliados Remedios Varo, Benjamín Péret, Emerico Chiki Weisz, Edward James y Leonora Carrington.
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