En el Archivo Gustavo Casasola hay cientos de imágenes inéditas o muy poco conocidas. Cada una es un documento histórico y en total suman poco más de 200 mil registros entre fotografías de la Revolución Mexicana y un rico acervo de los personajes más importantes de la literatura y el periodismo de principios del siglo XX, así como distintas personalidades del cine, el teatro, los deportes, escenas populares, cartas, documentos y postales que forman parte de la memoria gráfica de México.
Éste es el archivo personal de Gustavo Casasola, hijo del legendario Agustín Víctor Casasola –cuyo archivo fue vendido al INAH en 1976–, pero éste es otro, el de la memoria del hijo que acompañaba a su padre por toda la ciudad, y que con el paso de los años enriqueció con cientos de donaciones, compras y de su propio trabajo en El Tiempo y El Imparcial, cuenta a Excélsior Vania Casasola Córdoba, quien recién ha creado la Fundación Casasola por la Cultura A.C.
Por ahora el mayor pendiente de este archivo particular es su conservación, reconoce, pero sobre todo dinamizarlo y revitalizarlo para que el público sepa que existe y que en las entrañas de su cuerpo existen verdaderas joyas.
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