Los fotógrafos estenopeicos no buscamos la verdad, ni siquiera la verosimilitud; buscamos el asombro… Llegamos a esta galaxia para salvar a este planeta del caos y la autodestrucción, buscando la felicidad y el humanismo…
Lo anterior no es un comentario por la influencia del cannabis, sino parte de un manifiesto estenopeico que retoma Daniel Mendoza Alafita, quien asegura que pese a que en la actualidad existe un mundo que conjuga la fotografía química con la digital, la revalorización de la primera hará que ésta no desaparezca
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El fotógrafo presenta en la Universidad del Claustro de Sor Juana la exposición La cueva del alquimista, que está dividida en cinco temas y que representa un resumen de su trayectoria.
La fotografía estenopeica es el producto de un proceso químico, analógico y artístico; las fotos se toman con un objeto sencillo capaz de aislar la luz, como una lata de frijoles o una caja de cartón. El revelado se realiza con productos químicos.
Mendoza Alafita, quien se considera como un aprendiz de alquimia
, explica los cinco temas de su muestra: El primero es El Centro Histórico me da risa (evocación al tiempo, un juego de autorretratos), el segundo es el mundo estenopeico, el tercero es el ajolote gigante de la laguna de Chichica y su relación con Anabel Lexmar, el cuarto tema es Tina Modotti (fotos del panteón Dolores, donde está enterrada) y el autorretrato de mi muerte (en la que tengo mi propia caja de cenizas que convertí en cámara estenopeica). Este último tópico retomó la historia de mi maestro Nacho López, quien muere a los 63 años. En mi urna pongo fecha de nacimiento y muerte, para cuando tenga 63 años pueda repetir la historia de mi mentor
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