Archivo por meses: noviembre 2013

Habitáculos temporales, por Paula Islas

Paula Islas

Mi primer acercamiento a la fotografía fue bastante lúdico. Comenzó espiando a mi padre en el cuarto oscuro que tenía montado en la azotea de mi casa, y después en la adolescencia tomando fotos de las vacaciones. La verdad fue hasta como los dieciocho o veinte años que me inscribí a un curso de fotografía en blanco y negro en Guadalajara. Allí decidí seguir esta práctica como profesión, y hasta ahora ha representado tanto mi oficio del cual vivo, como el medio desde el cual mis preguntas se vierten al mundo.

En mis series Recetas de la felicidad (2008), Vista perdida (2007) e Hilo de mi vida (2006) hablo de la búsqueda incesante del ideal normativo de ser mujer. Son exploraciones que surgieron de forma muy orgánica para hablar de aquello que significa el cuerpo femenino, con sus características biológicas en un contexto social determinado, así como de las relaciones que se establecen y se definen en la cultura a través de la imagen. Mi trabajo ha sido, en gran medida, un escaparate para hablar de mí misma, para cuestionar y poner sobre la mesa las estructuras en donde se instituyen los roles de género y la manera en que se va construyendo una identidad a partir de lo que nos es impuesto y de lo que vamos obviando y reconstruyendo de nosotros mismos.

Paraíso perdido (2010), por ejemplo, es una serie documental conformada por retratos de los habitantes de los municipios El Salto y Juanacatlán, en Jalisco, que han enfermado recientemente por la supuesta contaminación del río Santiago. El objeto de este proyecto es denunciar el alto grado de contaminantes del río producido por los desechos industriales arrojados por las empresas del corredor industrial, asentado allí desde hace más de treinta años. Lo que ha provocado un cambio en la calidad de vida de los pobladores. Creo que la imagen tiene un gran poder de testimonio e inmediatez, y por ello su responsabilidad es mostrar aquello que transforma la vida de cualquier ser humano; en este caso, se trata de un problema no solo en mi localidad sino en el mundo entero: la contaminación del agua.

Para la serie 28/14 (2012) retraté a distintas mujeres en edad reproductiva, en el día de su ovulación y menstruación. Este trabajo está inspirado en los documentales científicos que muestran el funcionamiento del cuerpo humano a partir de los cambios hormonales. La tipología sugiere una cierta estética que evoca la objetividad científica que sugiere la toma de control sujeto-objeto (fotógrafo-fotografiado). Este trabajo quiere poner en evidencia el tabú sobre la menstruación de una forma visual no literal. La presencia del sujeto fotografiado y su mirada (que es la mía también) buscan cuestionar la distancia discursiva, formal y normativa de los cuerpos en el andar cotidiano.

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Habitáculos temporales

– Paula Islas se hizo acreedora al Premio de la XV Bienal de Fotografía 2012.

El director de escena y el paseante, por Carlos Monsiváis

Duane Michals

¿Qué es una secuencia fotográfica? En el sentido artístico, no es el trabajo sucesivo en torno a un hecho o una persona, sino a lo desprendido de la unidad de propósito, el relato autónomo que se expande y cobra una significación especial merced a la eficacia de cuatro, cinco o seis imágenes, evidentes por sí mismas o de sentido descifrable a través del lenguaje de los símbolos o gracias al entendimiento poético. Por lo común, una foto valiosa capta un instante privilegiado por el tema o por el logro estético: por oposición, la secuencia busca ser al mismo tiempo fotografía y literatura, sin renunciar a ninguna de las dos empresas. Del campo de las secuencias, elijo a dos artistas muy distintos en sus procedimientos y algo cercanos en sus efectos o consecuencias : el mexicano Nacho López (1924-1986) y el norteamericano Duane Michals (nacido en 1932), de familia de origen esloveno.

I. EL DIRECTOR DE ESCENA. SI EL ÁNGEL LLEGA A TIEMPO, PODREMOS DESAYUNAR EN EL PARAÍSO O EN LA CAMA DOBLE

Los riesgos profesionales de Michals no tienen que ver con la aventura y el apoderamiento del instante. Ya en 1960, cuando exhibe en Nueva York sus primeras secuencias, Michals ha renunciado al azar y a la fotografía de intención realista. Metódico, estratega de la imagen, delibera con gran intuición e inteligencia. Sus secuencias son puestas en escena dirigidas con cuidado extremo. De seguro, Michals repasa las tomas, corrige, repite las veces que hagan falta y si en ocasiones cambia sobre la marcha, es con tal de frustrar a la rigidez.

Véase por ejemplo la serie El regreso del hijo pródigo, donde el vástago, hace tiempo ausente, llega a visitar al patriarca (Michals mismo). En la primera foto, el padre lee The New York Times. Enteramente desnudo y con expresión de abatimiento, el hijo entra en el cuarto. En la foto 2, el padre observa al hijo, visiblemente avergonzado. En la foto 3, el padre empieza a quitarse la ropa. En la foto 4, el hijo ya trae puesta la camisa del padre, y éste continúa desvistiéndose. En la foto 5, el padre, desnudo, y el hijo, vestido, se abrazan y se reconcilian… En El regreso del hijo pródigo, lo de menos es el aprovechamiento difuso de los Evangelios; lo demás son las ideas o las reacción es que a cada espectador le suscitan. ¿A qué nos enfrentamos: a una versión heterodoxa de la Biblia, al padre que imitará al hijo y se irá de la casa, a los símbolos incomprensibles, al relato que sólo se arma en el recuerdo? A la disposición interpretativa de quien la contemple, la fábula se sustenta en el virtuosismo de las imágenes, un virtuosismo de la inteligencia.

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El director de escena y el paseante

– En Luna Córnea 18. La máquina de narrar (Conaculta, Centro de la Imagen, 1999).

Museo de Lima exhibe violencia de América Latina en la década de los 80

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La tensión entre el arte, la política y la cultura subterránea se refleja en más de 600 obras y documentos que se presentan a partir de hoy en la muestra «Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina», en el Museo de Arte de Lima.

Esta exhibición, organizada por el Museo Nacional de Arte Reina Sofía de Madrid, está compuesta por prácticas inéditas que ocurrieron en Argentina, Chile, Perú, México, Colombia, Brasil, Uruguay, Paraguay y Cuba durante épocas de dictadura y que tienen al cuerpo humano como protagonista de la violencia.

La jefa de colecciones del Museo Reina Sofía, Rosario Peiró, dijo a Efe que para la exposición se hizo un extenso trabajo de recuperación de material que permanecía escondido.

«Se vive episodios de violencia extrema en diversos países y una parte de ese trabajo responde a esa violencia. En otras partes de la exposición se responde a la sociedad mediante prácticas ‘underground’, liberadoras o revolucionarias desde el punto de vista sexual y de cuerpo», declaró Peiró.

La muestra permanecerá hasta el próximo 23 de febrero en Lima y después se trasladará a Buenos Aires.

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Extraños objetos errabundos, por Alfonso Morales

Nacho López- mirones

En una avenida céntrica y transitada –San Juan de Letrán-, frente a una conocida tienda de regalos -Casa Nieto-, un hombre se detiene a contemplar el cielo. Algo en las alturas ha llamado poderosamente su atención. Y ese algo es, al parecer, insólito, no fácil de discernir o al menos prometedor de un suceso extraordinario.

Un hombre así, parado a mitad de la banqueta con la vista puesta en el firmamento, no iba a pasar desapercibido para los otros transeúntes que compartían con él ese tramo de la gran urbe –ciudad de México, años cincuenta–. En cumplimiento de uno de los actos reflejos de la convivencia citadina –arraigado, de seguro, a los estratos más profundos de la naturaleza humana–, el mirón se convierte en objeto de atención y guía de otras miradas: los peatones primero observan al espectador y de inmediato voltean hacia el rumbo que la vista de éste señala, convirtiéndose ellos mismos en espectadores.

A estos mirones se suman otros curiosos y al poco rato esa congregación de desconocidos se anima con toda clase de comentarios. Habrá en esa tertulia, como en todo coloquio que se respete, opiniones informadas, escépticas o fantasiosas. No faltará quien no tenga otra razón para estar ahí que la curiosidad generada por la presencia de tantos curiosos, así no llegue a enterarse bien a bien de lo que está sucediendo. Los mirones se renuevan y ofrecen nuevos semblantes a eso, difuso o preciso, que los atrae desde el aire donde suelen campear las máquinas y criaturas voladoras. Al cónclave de fisgones, autogenerador de sus energías voyeristas, no le importará la ausencia de quien fuera su fundador y primer integrante. Apartado del grupo, aquel hombre que antes oteaba los azules celestes se entretiene con el borlote de los mirones. Un fotógrafo –Nacho López–, mirón de mirones, metamirón, ha registrado íntegramente la invención de un efímero observatorio que no es sino uno de los infinitesimales entrecruzamientos en que se anuda la vida citadina.

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Extraños objetos errabundos

– En Luna Córnea 31. Nacho López (Conaculta, Centro de la Imagen, Cenart, 2007, bilingüe). Agotado

Fotos latinoamericanas toman la Fundación Cartier de París

19 America Latina

La Fundación Cartier acoge la muestra América Latina 1960-2013. Photographies, centrada en la relación entre el texto y la imagen, y organizada en colaboración con el Museo Amparo de Puebla, de México.

La idea fue tomar un período grande, de los años 60 y la Revolución cubana hasta hoy, y elegir la relación entre texto e imagen “como una entrada significativa” para descubrir la fotografía en América Latina, dijo Hervé Chandès, director de la Fundación Cartier.

El objetivo no era hacer una muestra clásica sobre la historia de los últimos 50 años, o los mejores fotógrafos, sino una exposición que desde la imagen habla de una historia social y política, resumió uno de los artistas invitados, el paraguayo Fredi Casco (1967).

De ahí que muchos autores emblemáticos no figuren y, a la vez, que se hayan podido presentar prácticas fotográficas variadas, de la fotografía documental al arte conceptual, “ese arte político que aún sigue usando la fotografía, como un recurso para decir otra cosa mas allá de la fotografía incluso”.

La cuestión “es saber cuáles son los fotógrafos interesantes en relación con el tema elegido”, apuntó el director de la fundación, quien junto con su equipo y el del museo mexicano, en colaboración con el Instituto de Altos Estudios de América Latina de París, reunió cerca de 500 obras de 73 autores, originarios de 11 países.

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Fotografía prostibularia, por Sergio González Rodríguez

Víctor Flores Olea

I. La fotografía es, ante todo, un acto fotográfico: una puesta en escena de imágenes que congregan al fotógrafo, sus ideas subyacentes en términos estéticos, y al objeto-sujeto que aparecerá retratado. En cualquier fotografía existe un entorno cultural que se revela por un recurso metonímico: habla la parte inscrita en la imagen por la totalidad ausente, o casi ausente, que la posibilita. Tal congregación delata una especie de metafotografía cuya amplitud envuelve al fragmento fotográfico del que irradia: algunos de sus rasgos de luz se pueden reconstruir si se atiende a la estrategia cultural de la que proviene uno u otro tipo de fotografía. Se trata, en efecto, de algo más preciso que el llamado «contexto» o el «studium» de Roland Barthes.

En el caso de la fotografía que retrata  el cuerpo de las prostitutas se distinguen al menos dos estrategias creativas: la primera se refiere a la fotografía de control prostibulario; la segunda se refiere a la fotografía de la prostituta y el prostíbulo como núcleo de los bajos fondos urbanos. Cada una de estas estrategias posee su catálogo: un conjunto o universo de fotografías específicas. Dentro de un catálogo hay varios portafolios fotográficos. En México, el tipo de fotografías que obedece a dichas estrategias ha estado presente desde el siglo pasado y se prolonga hasta nuestros días. Sus trazos ocupan estas notas.

La fotografía llegó a nuestro país poco después de su despunte en Europa en 1839, y su arraigo y desarrollo aquí se vincula al descubrimiento del rostro individual. En una sociedad de acentos tradicionales, la presencia de la fotografía se incorpora al escenario de los asombros que arrojan las máquinas, su impulso adventicio de progreso y promesa civilizadora. El trayecto de la fotografía mexicana resulta paralelo, y a  veces se traslapa, con el rumbo inaugural de las costumbres y los usos modernos. La búsqueda de un rostro propio de afirmaciones nacionales frente al porvenir ilustrado, liberal, progresista, se entrega también a través de ese mecanismo productor de imágenes que encuentra y multiplica, por primera vez, el mosaico de los contrastes patentes, ineludibles, testimoniales y ubicuos de los mexicanos ante sí mismos. El prohombre Mariano Otero  dejará constancia de tales certezas en un pensamiento integrista que irradia de la política a la cultura: «La representación nacional debe ser la imagen de la sociedad, tomada por el daguerrotipo».

Leer texto completo a partir de la pág. 73, en Luna Córnea:

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Luna Córnea 4. El cuerpo (Conaculta, Centro de la Imagen, 1994). Agotado

La fotografía ha sido como escribir con la luz: Lavista

Paulina Lavista 01

Sus fotografías hablan de lo que ha vivido y lo que ha visto. Pero la palabra que la define a ella y a su obra es vitalidad. A sus 71 años, Paulina Lavista recuerda que bailaba twist, y aún lo hace; un brillo indecible se instala en sus pupilas al recordar que todo lo ha vivido intensamente, como cuando aprendió a leer.

“Me acuerdo perfecto —dice—. Fue a los cinco años: en mi primer día de escuela la maestra sacó un cartelón muy grande y dijo: ‘Esta es la A; luego sacó un cartelón que tenía la M de imprenta, y juntas se lee ‘ma’. Entonces ya podías leer y escribir mamá; escribiendo eso podías con todo lo demás”, dice Lavista.

También aprendió a nadar en un día, desarrolló un método para acabarse los zapatos en dos días y fue capaz de inventarse un dolor de apéndice para que sus papás le hicieran caso, aunque tras la operación se arrepintió profundamente.

La fotógrafa, que fue reconocida por el Sistema Nacional de Fototecas (Sinafo) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) por una trayectoria de 40 años dedicados a la fotografía en sus diferentes expresiones, dice que su labor como retratista de personajes de la vida cultural ha sido la más destacada, pero que su obra abarca muchos otros temas.

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La colección Ojo de Venado presenta el trabajo periodístico de cinco fotógrafos

Ojo de venado

A través de la mirada de nueve destacados fotógrafos documentalistas, la colección de libros Ojo de Venado reúne por segunda ocasión el trabajo de autores que abordan la realidad social desde diferentes perspectivas.

Los libros, en pequeño formato, son visiones de autor acerca de situaciones e imágenes que ya son parte del imaginario colectivo, son fragmentos de tiempo elegidos en total libertad por el fotógrafo y organizados a su gusto. A este esfuerzo se suma la participación de otros profesionales, quienes escriben acerca del trabajo fotográfico presentado en el libro.

En la primera etapa del proyecto se publicaron: Ojos de papel volando de Patricia Aridjis, Vidas en tránsito de Ernesto Ramírez, Historia y vida de Omar Meneses y Contra el olvido de Raúl Ortega.

Ahora corresponde a Cecilia Candelaria, Jesús Quintanar, Alfredo Estrella, Germán Canseco y Víctor Mendiola ser los observadores de primer orden que nos adentran en los hechos y las cicatrices que estos han dejado en la memoria, el espacio público y los habitantes de México.

Los fotógrafos, quienes pertenecen a una generación de fotoperiodistas iniciados en los años noventa, tuvieron la oportunidad de elegir el tema y armar su proyecto de libro. A veces la vida de Cecilia Candelaria , con texto de presentación de la artista visual y crítica de arte Aurora Noreña; Mirar para contarlo de Jesús Quintanar, con texto del propio autor; Un día cualquiera de Alfredo Estrella, presentado por el fotógrafo Omar Meneses; Hecho en Ciudad Juárez de Germán Canseco , con texto del escritor y periodista Vicente Leñero; y finalmente el libro homónimo de Víctor Mendiola, presentado por el periodista Gil Olmos. La edición de cada libro consta de mil ejemplares.

La colección será presentada por Fabrizio Mejía Madrid, Aurora Noreña y Armando Cristeto, el jueves 14 de octubre a las 19:00 hrs. en la Biblioteca de México.

Crean una app con el trabajo fotográfico de Patricia Aridjis

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En los últimos años la fotógrafa Patricia Aridjis se ha interesado por abordar el universo femenino, por las mujeres cuyas circunstancias de vida las han alejado de sus familias y de sus sueños. Después de Las horas negras, un ensayo sobre mujeres en prisión, presentó Arrullo para otros, una mirada sobre las niñeras, madres que en busca de una mejor vida para sus hijos trabajan cuidando a los niños de otras.

Así, Aridjis narra la historia sobre mujeres que viven en un hogar que no les pertenece y cuidan a niños que tampoco les son propios, mujeres que envejecen y presencian el envejecimiento de sus patrones, pero no ven crecer a sus propios hijos. El canto de estas mujeres es el arrullo para otros.

Esta obra que se exhibió en julio pasado en la Galería Patricia Conde fue seleccionada para ser parte de la Colección Cristal de Luz, creada por el diseñador y fotógrafo Jorge Lépez, con el apoyo del FONCA, que tiene como objetivo coadyuvar en la difusión de la fotografía a partir del uso de nuevas tecnologías mediante la publicación y venta en línea, a nivel mundial en el App Store, de sus libros fotográficos en forma de aplicaciones.

“Se analizó mi trabajo y se decidió que se publicaría mi ensayo sobre las niñeras porque si bien está enfocado en el oficio, también se centra en las historias de estas mujeres que se dedican a cuidar a los hijos de otras personas, muchas veces descuidando los propios. La aplicación está muy bien para la obra porque puedes observar a las mujeres en sus diferentes contextos, el laboral y el familiar. La realización es multimedia gracias a que hay entrevistas con ellas, textos míos y música”, explica.

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«Umbrales 1.5: fotografía mexicana» en la CdF Fotogalería Prado

Umbrales 1.5

México ha sido, a través de diversos aspectos y con el pasar de los años, un fértil mirador para la imaginación. Los constantes cambios sociales, políticos y económicos por los que ha atravesado el país en la última década, han provocado la conformación de una realidad múltiple, compleja y en ocasiones, imprevisible que plantea desafíos que suponen medidas diversas. Frente a estas circunstancias, la fotografía contemporánea ha logrado conformarse, desde una dimensión creativa y  coyuntural, como una plataforma de comprensión, siempre a través de un singular dinamismo que caracteriza a las nuevas generaciones.

En este contexto, la exposición Umbrales 1.5: fotografía mexicana en la [CdF] Fotogalería Prado presenta la obra de ocho fotógrafos contemporáneos que precisamente responden a este afanoso entramado contextual: Fernando Brito (Culiacán, 1975), Alejandra Laviada (Ciudad de México, 1980), Claudia Hans (Ciudad de México, 1976), Mauricio Palos (San Luis Potosí, 1981), Luis Arturo Aguirre (Guerrero, 1983), Paula Islas (Ciudad de México, 1978), Alejandro Cartagena (República Dominicana, 1977) y Fernando Montiel Klint (Ciudad de México, 1978), quienes formaron parte, respectivamente, de la XIV ó en la XV Bienal de Fotografía organizada por el Centro de la Imagen, institución que desde 1994, se ha avocado a la investigación, formación y divulgación tanto de la imagen como de la fotografía en México.

En este sentido, la Bienal de Fotografía, como lo ha venido haciendo desde su apertura en 1980, en conjunto con el proyecto Umbrales que anteriormente se ha presentado en el marco de París Photo, París Photoquai, Montevideo y en San Luis Potosí, han logrado conformarse como un punto de encuentro, apoyo y difusión, logrando contribuir, críticamente, al desarrollo de las nuevas generaciones que conforman el panorama de la fotografía actual. Los proyectos de Fernando Brito, Mauricio Palos y Alejandro Cartagena exploran temáticas políticas como tales como la ola de violencia que nos acoge y cuestiones relativas a la inmigración y las condiciones laborales. Y, por su parte, las propuestas de Claudia Hans, Luis Arturo Aguirre, Paula Islas, Alejandra Laviada y Fernando Montiel Klint, trabajan con aspectos que abarcan desde lo cultural e identitario hasta lo estético, tales como el travestismo, la muerte, la imagen de la mujer durante su ciclo, la contemplación y, finalmente, la escultura objetual. De esta forma, la presente selección,  no sólo permite entrever las maneras en que cada artista se vincula y lidia con su cotidianidad desde su disparidad sino también, las dudas, preocupaciones e intereses que coexisten en la fotografía emergente mexicana.

– Umbrales 1.5: fotografía mexicana se exhibe en la Fotogalería Prado del Centro de Fotografía de Montevideo [CdF] en Uruguay, del 9 de noviembre al 4 de diciembre de 2013.