El Cardenismo y el cine El año de 1933 fue la bonanza para el cine mexicano: se produjeron 21 películas (frente a las seis del año anterior), entre las cuentan cintas tan interesantes como El Prisionero trece, La mujer del puerto y, sobre todo, El compadre Mendoza. Pero, a la vez se hicieron evidentes obstáculos para su desarrollo inmediato, como el hecho de que las películas mexicanas tenían más éxito en los cines de segunda corrida y, por lo tanto, dominaban sólo un segmento secundario del mercado mientras las buenas conciencias derechistas exigían al Estado ejercer la censura ante películas críticas hacia la Revolución –como las mencionadas de Fernando de Fuentes–, o el caso del incesto que mostraba la cinta de Arcady Boytler.
A su vez, los productores eran acusados por la prensa de espectáculos de obrar como si el cine fuera «negocio de viudas», pues no invertían en una segunda película en tanto no hubieran extraído toda la ganancia posible de la primera, y los técnicos cinematográficos veían crecer la oferta de servicios y disminuir su demanda. Tampoco era ajeno a esta situación el hecho de que los productores no tenían todo a su favor ante la proclamada tendencia izquierdista del candidato a la presidencia de la República, el general Lázaro Cárdenas.
De él se decía que era un hombre interesado en el cine y, una vez que tomó el poder, en diciembre de 1934, la especie pudo comprobarse a la luz de los siguientes hechos…
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– En Luna Córnea 32. Gabriel Figueroa: Travesías de una mirada (Conaculta/ Centro de la Imagen/ Cenart, 2008). Disponible en librerías Educal.