Archivo por días: 26 agosto 2013

Imágenes de gente extraordinaria, por Alfonso Morales

gente extraordinaria

Los contados historiadores que tiene la lucha libre mexicana hablan de un tal Alcides, primer gladiador mexicano que tuvo su fama en los tiempos de la intervención francesa. Para entonces la fotografía, a través de la tarjeta de visita, ya era parte de la imagen pública de las celebridades –reinas, emperadores, políticos, generales, artistas, incluso tipos populares–, pero de aquel pionero luchador no se conoce a la fecha ningún retrato. La memoria hemerográfica conserva, en cambio, algún semblante impreso de Rómulus, el atleta-luchador que se anunciaba como “el hombre perfecto” y que sorprendió con su fuerza descomunal a los espectadores del circo Orrin (ver próxima entrega de Luna Córnea). En los volúmenes de la historia gráfica del archivo Casasola hay asimismo testimonio gráfico de los robustos gladiadores que se presentaban en las primeras décadas del siglo XX como atracción en los teatros donde era costumbre la comedia, la opereta y la zarzuela, y a veces posaban sus evoluciones frente al telón de un fotoestudio.

Contra estos modestos rastros fotográficos que dejó la lucha mexicana en sus inicios, la centuria en que los gladiadores abandonaron los foros circenses y teatrales para independizarse como espectáculo, fue realmente pródiga en la crónica ilustrada del catch nacional. El establecimiento de empresas luchísticas y la popularización del deporte-espectáculo, en los años treinta, alentaron el surgimiento de una prensa especializada; primero en secciones de los diarios y luego en revistas. En las siguientes dos décadas la cobertura periodística de las luchas compartió la atención que se le brindaba al otro deporte –el box– que utilizaba un ring y sucedía dentro de un encordado. Pero hacia los años cincuenta las llaves y los costalazos desbordaron los límites del cuadrilátero para convertirse en espectáculo multimedia: transmisiones televisivas, fotocómics, estampas coleccionables, películas. La segunda mitad del siglo xx, con decenas de revistas, miles de reportajes, cientos de fotógrafos dedicados a la crónica y promoción de las mujeres y hombres del pancracio, confirmaron a la lucha libre como poderoso surtidor de imágenes y mitologías.

En el número 16, septiembre-diciembre. de 1998, Luna Córnea se ocupó de dos pioneros del género de la fotolucha: Juan El Charro Espinosa y Arturo Ortega Navarrete. Con el propósito de seguir contribuyendo a la documentación de estas vertientes de nuestro fotoperiodismo y de nuestra retratística, ofrecemos en el siguiente dossier el testimonio biográfico de quince fotógrafos que, en distintas épocas, se han ocupado profesionalmente de la lucha libre. A través de sus declaraciones y relatos, se arroja luz sobre el funcionamiento del comercio iconográfico, a fin de cuentas simbólico, que es sustancial en el deporte-espectáculo que congrega a empresarios, promotores, espectadores y lectores.

Las entrevistas fueron realizadas entre septiembre y noviembre de 2003, por Orlando Jiménez, Alfonso Morales, Gabriel Rodríguez y Juan Manuel Aurrecoechea. Isaura Oseguera realizó el trabajo de transcripción y la primera edición de los testimonios, ayudada en una de las entrevistas por Daniela Ortiz.  Juan Manuel Aurrecoechea fue el responsable de su formato y edición finales.

Ver en línea:

http://bit.ly/14xzfGy

– Luna Córnea 27. Lucha Libre (Conaculta, Centro de la Imagen, Cenart, 2004, bilingüe). Agotado

Mi lucha (libre), por Salvador Novo

Salvador Novo-Lucha

[…] El encanto, la fascinación que ese dignificante espectáculo ejerce sobre una afición de tal manera creciente que los empresarios han juzgado oportuno ofrecerlo por partida doble en dos arenas de la ciudad, es en el fondo el mismo que el cine ejerce sobre una población que sostiene en México seiscientos cincuenta cines dispersos en la república –y en los Estados Unidos diecisiete mil salas que se llenan cada semana con ochenta y cinco millones de espectadores. El box […] recoge en su equilibrio de pesos, en sus limitaciones reglamentarias y honorables, debidas a un marqués, y aun en el hecho de que se ejerza con esa cáscara de las manos que son los guantes, toda una larga tradición de pulcritud y de “honor” que cada vez va menos de acuerdo con la época. Como en los duelos a sable o a pistola, el box se sujeta a reglas y el referee desempeña en el ring el adusto papel de un imprevisto, o distraído, padrino despojado de la levita y la chistera. El cine, en cambio, nos presenta los conflictos tal como ocurren en la vida; entre un villano que puede ser, a la griega, la adversidad abstracta; o a la que te criaste, cualquier desgraciado, o una mujer sin entrañas, o con ellas negras, o un mal hijo con sus padres –o lo que usted quiera–, y un héroe que nos simpatiza. Los espectadores del cine asisten al desarrollo expositivo de una larga historia en diez rollos que está llena de incidentes laterales, pero que fundamentalmente consiste en la lucha que el héroe emprende contra el villano y éste contra aquél, hasta que transcurrida una hora y media, el villano sucumbe ante la fuerza gallarda del héroe, y éste cae en brazos de la heroína, se dan un beso –y la luz se enciende sobre los carrillos satisfechos y manimasticantes de una concurrencia detumescida.

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Mi lucha libre

– En Luna Córnea 27. Lucha Libre (Conaculta, Centro de la Imagen, Cenart, 2004, Bilingüe). Agotado

Luna Córnea 27. Lucha Libre, disponible en línea

LC 27

En este número 27 de Luna Córnea, la lucha libre es vista, en su multiplicidad de significados y de signos, desde la mirada a un tiempo inquieta e imperturbable de la fotografía. La revista hace un recorrido por algunos de los principales luchadores, cuyos nombres y maneras de desempeñarse en el encordado se ha vuelto por diversas razones célebre, y se detiene en sus excepcionales historias de vida. También hace un inventario, más o menos exhaustivo, de aquellos fotógrafos que se han dedicado durante años a captar los avatares de héroes y villanos para semanarios y revistas especializadas en el género. También las luchadoras son vistas en su condición de mujeres y de madres a través de las imágenes de Lourdes Grobet. Mientras que John O’Leary, fotógrafo norteamericano que lleva viviendo en México desde hace ya más de treinta años, se demora en las alejadas y desmanteladas arenas de provincia.

La lucha es abordada en su condición de espectáculo de masas, como catarsis colectiva, en su carácter de cartel o de cómic o a manera de película. Este número de Luna Córnea se propone, pues, como una primera aproximación al mundo de la lucha y a su representación en el lenguaje bidimensional de la fotografía.

Ver en línea:

http://bit.ly/14xzfGy

– Luna Córnea 27. Lucha Libre (Conaculta, Centro de la Imagen, Cenart, 2004, bilingüe).Agotado