Archivo por meses: agosto 2013

Luna Córnea 28. Ilusión, disponible en línea

LC 28

Primera de las tres entregas con que la revista Luna Córnea celebra el 10o aniversario del Centro de la Imagen, la presente edición remite a una de las fuentes genealógicas de la imaginería fotográfica: la conversión de los espectros en espectáculo, obra de artificios a la vez científicos, teatrales y metafísicos en los que coincidieron la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz, la fantasmagoría del aeronauta E.G. Robertson y los delirios del mago George Méliès.

Con esta revisión de las raíces nigrománticas de la cultura visual en que hoy se extravía nuestra mirada, Luna Córnea invita a sus lectores a considerar la idea de que los inventos de Daguerre y los hermanos Lumière no son sino datos circunstanciales en nuestro largo viaje hacia el mundo de las sombras. A este volumen le hemos llamado Ilusión, y a él seguirán los titulados Maravilla y Esperpento, modos distintos y complementarios que hemos utilizado para acercarnos a la vida sorprendente que se aloja bajo la mayor de nuestras carpas: la caja negra que han compartido la fotografía, el cinematógrafo y las modernas fantasmagorías.

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http://bit.ly/195aZeS 

Luna Córnea 28. Ilusión (Conaculta, Centro de la Imagen, Cenart, 2004, Bilingüe). De venta en librerías Educal

Fotos, fotos por todas partes

foto,foto

Signo de los tiempos: todos tomamos fotos de todo: al capuccino que nos acaban de servir con una flor de espuma (“la más perfecta flor de espuma” escribimos en Instagram), la vista del atardecer desde la oficina, los objetos que tenemos en el escritorio y al tipo que nos chocó el carro… Nuestros momentos más íntimos, eróticos, no se salvan de la foto. Para cuidar reputaciones ya existe Snapchat, la red social de las fotos que se desvanecen. Se suben fotos (comprometedoras, por favor) que desaparecen en diez segundos. No hay daño permanente a la reputación, aunque en diez segundos uno puede hacerse muchas ideas.

La foto hoy en día es compulsión. La vida cotidiana, sobre todo sus detalles pequeños, de esta época quedará bien registrada en esos millones y millones de cuadros digitales. Hasta los que deploran esta costumbre de fotografiarlo todo con el smartphone tendrán que aceptar que el principio de este siglo es pura imagen congelada, aunque sean imágenes que se esfumen.

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http://bit.ly/17oakFW

Retratos del coleccionista adolescente, por Alfonso Morales

Cymet

El entorno familiar de Christian Cymet, nacido en la ciudad de México en 1975, le hizo proclive a la abogacía como profesión y al cultivo del 120 coleccionismo en sus ratos de ocio. El licenciado en derecho y maestro en administración pública, quien se formó en escuelas maristas y actualmente presta sus servicios en una de las ramas del poder judicial de la federación , dirigió desde temprana edad su curiosidad colectora hacia un mundo en que la ley no es precisamente el espíritu justiciero que se representa como una mujer con los ojos vendados y al cuidado de una balanza ecuánime, sino el catártico simulacro que hace de las arenas un tribunal desaforado.

El coleccionista Cymet se ha obsesionado con las múltiples manifestaciones, tan terrenales como mitológicas, de ese universo llamado lucha libre mexicana. De su historia remota y de su acontecer más reciente ha querido saberlo todo, tenerlo todo. La paciente acumulación de más de dos décadas ha dado como resultado una memoria documental, objetual, gráfica, hemerográfica, fotográfica y fetichista que ya reclama el estatus de museo.

La colección de cabelleras y máscaras que en su larga vida como aficionada número uno logró reunir doña Virginia Aguilera; las artesanías y juguetes que en las ferias pueblerinas replican la colorida imagen de los luchadores; ejemplares sueltos y volúmenes completos de las revistas Ring, Clinch, El Halcón o Lucha Libre; archivos compuestos por los negativos de fotógrafos que trabajaron para éstas y otras publicaciones especializadas; carteles, programas, álbumes y postales autografiadas; retratos grandes y pequeños de los luchadores de las más distintas épocas; y, por supuesto, la propia memoria del coleccionista, enriquecida por cada nueva adquisición, se cuentan entre las posesiones y rarezas del Insólito Museo Cymet, de cuyos clósets y gavetas habrá de salir algún día una Historia Ilustrada de la Lucha Libre Mexicana.

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Retratos del coleccionista adolescente

– En Luna Córnea 27. Lucha Libre (Conaculta, Centro de la Imagen, Cenart, 2004, Bilingüe). Agotado

Los archivos secretos del Murciélago Velázquez, por Orlando Jiménez

murcielago

La lucha libre, como el más rústico o refinado de los teatros, requiere de que las personas se conviertan en personajes. Unos en la vida diaria, otros distintos en el cuadrilátero, los luchadores son por gusto y necesidad multifacéticos. En los anales del catch mexicano quizá no exista nadie que pueda competir con José Jesús Velázquez Quintero, nombre civil de quien combatió en las arenas como El Murciélago, en cuanto a la versatilidad de los oficios desempeñados. Del siempre enigmático Murciélago Velázquez puede decirse que fue aventurero, policía, poeta, cuentista, amigo  de la guitarra, estudioso de la herbolaria, argumentista de cine y antropófago.

Velázquez Quintero nació en un rancho del municipio de Dolores Hidalgo, Guanajuato, en 1910, y murió en la ciudad de México en 1972. Murci, como le llamaban sus más allegados, fue un revolucionario del espectáculo de la lucha libre. La imaginación de su espíritu inquieto trajo nuevos aires a la parafernalia y los ritos del pancracio mexicano. Esa misma inventiva estuvo presente en las demás actividades de aquel enmascarado que en la última etapa de su vida disputó las glorias del Niño Fidencio.

A lo largo de su vida, el Murciélago Velázquez recopiló información miscelánea sobre sus diversas actividades, con la que el propio luchador y su familia dieron cuerpo a tres álbumes. Esas colecciones de imágenes y documentos son, indirectamente, sus apuntes autobiográficos, cabos sueltos para la restitución de su leyenda. La gentileza de la familia Velázquez Serrano permite a Luna Córnea ofrecer una visita guiada a los archivos secretos del Murciélago. A través de estas dispersas huellas aletea de nueva cuenta el quiróptero que una noche legendaria dejó tuerto a Merced Gómez, el Tigre de Mixcoac. Agradezco la valiosa colaboración del fotógrafo Francisco Arreguín y de Arturo Velázquez Serrano en la elaboración de esta reseña.

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http://bit.ly/14xzfGy

– En Luna Córnea 27. Lucha Libre (Conaculta, Centro de la Imagen, Cenart, 2004, Bilingüe). Agotado

Muestra fotográfica de lucha libre en la FIL de Costa Rica

Lourdes Grobet

Imágenes de la lucha libre mexicana, con todo su color y brillo, han llamado la atención de muchos en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) que se celebra esta semana en Costa Rica. La muestra fotográfica titulada Espectacular de lucha libre, es parte de las atracciones que México, como país invitado de honor de la FIL, llevó a San José, junto con una delegación de 48 personas y nueve mil obras literarias

Las instantáneas retratan 30 años de registro de esta manifestación de la cultura popular de México por parte de la fotógrafa mexicana Lourdes Grobet, y están a disposición del público en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC). La muestra se compone de 124 fotografías que fueron elegidas entre más de 20 mil negativos. Las imágenes de Grobet también estarán disponibles en un libro que se podrá adquirir en la misma feria.

«La primera vez que fui a ver lucha libre me resultó muy interesante y me di cuenta de que ahí estaba México, ahí estaba el país que yo quería conocer, el verdadero mexicano, ya no el campesino, sino el mexicano urbano», explicó la autora en un comunicado.

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http://bit.ly/19N7cDQ

Imágenes de gente extraordinaria, por Alfonso Morales

gente extraordinaria

Los contados historiadores que tiene la lucha libre mexicana hablan de un tal Alcides, primer gladiador mexicano que tuvo su fama en los tiempos de la intervención francesa. Para entonces la fotografía, a través de la tarjeta de visita, ya era parte de la imagen pública de las celebridades –reinas, emperadores, políticos, generales, artistas, incluso tipos populares–, pero de aquel pionero luchador no se conoce a la fecha ningún retrato. La memoria hemerográfica conserva, en cambio, algún semblante impreso de Rómulus, el atleta-luchador que se anunciaba como “el hombre perfecto” y que sorprendió con su fuerza descomunal a los espectadores del circo Orrin (ver próxima entrega de Luna Córnea). En los volúmenes de la historia gráfica del archivo Casasola hay asimismo testimonio gráfico de los robustos gladiadores que se presentaban en las primeras décadas del siglo XX como atracción en los teatros donde era costumbre la comedia, la opereta y la zarzuela, y a veces posaban sus evoluciones frente al telón de un fotoestudio.

Contra estos modestos rastros fotográficos que dejó la lucha mexicana en sus inicios, la centuria en que los gladiadores abandonaron los foros circenses y teatrales para independizarse como espectáculo, fue realmente pródiga en la crónica ilustrada del catch nacional. El establecimiento de empresas luchísticas y la popularización del deporte-espectáculo, en los años treinta, alentaron el surgimiento de una prensa especializada; primero en secciones de los diarios y luego en revistas. En las siguientes dos décadas la cobertura periodística de las luchas compartió la atención que se le brindaba al otro deporte –el box– que utilizaba un ring y sucedía dentro de un encordado. Pero hacia los años cincuenta las llaves y los costalazos desbordaron los límites del cuadrilátero para convertirse en espectáculo multimedia: transmisiones televisivas, fotocómics, estampas coleccionables, películas. La segunda mitad del siglo xx, con decenas de revistas, miles de reportajes, cientos de fotógrafos dedicados a la crónica y promoción de las mujeres y hombres del pancracio, confirmaron a la lucha libre como poderoso surtidor de imágenes y mitologías.

En el número 16, septiembre-diciembre. de 1998, Luna Córnea se ocupó de dos pioneros del género de la fotolucha: Juan El Charro Espinosa y Arturo Ortega Navarrete. Con el propósito de seguir contribuyendo a la documentación de estas vertientes de nuestro fotoperiodismo y de nuestra retratística, ofrecemos en el siguiente dossier el testimonio biográfico de quince fotógrafos que, en distintas épocas, se han ocupado profesionalmente de la lucha libre. A través de sus declaraciones y relatos, se arroja luz sobre el funcionamiento del comercio iconográfico, a fin de cuentas simbólico, que es sustancial en el deporte-espectáculo que congrega a empresarios, promotores, espectadores y lectores.

Las entrevistas fueron realizadas entre septiembre y noviembre de 2003, por Orlando Jiménez, Alfonso Morales, Gabriel Rodríguez y Juan Manuel Aurrecoechea. Isaura Oseguera realizó el trabajo de transcripción y la primera edición de los testimonios, ayudada en una de las entrevistas por Daniela Ortiz.  Juan Manuel Aurrecoechea fue el responsable de su formato y edición finales.

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http://bit.ly/14xzfGy

– Luna Córnea 27. Lucha Libre (Conaculta, Centro de la Imagen, Cenart, 2004, bilingüe). Agotado

Mi lucha (libre), por Salvador Novo

Salvador Novo-Lucha

[…] El encanto, la fascinación que ese dignificante espectáculo ejerce sobre una afición de tal manera creciente que los empresarios han juzgado oportuno ofrecerlo por partida doble en dos arenas de la ciudad, es en el fondo el mismo que el cine ejerce sobre una población que sostiene en México seiscientos cincuenta cines dispersos en la república –y en los Estados Unidos diecisiete mil salas que se llenan cada semana con ochenta y cinco millones de espectadores. El box […] recoge en su equilibrio de pesos, en sus limitaciones reglamentarias y honorables, debidas a un marqués, y aun en el hecho de que se ejerza con esa cáscara de las manos que son los guantes, toda una larga tradición de pulcritud y de “honor” que cada vez va menos de acuerdo con la época. Como en los duelos a sable o a pistola, el box se sujeta a reglas y el referee desempeña en el ring el adusto papel de un imprevisto, o distraído, padrino despojado de la levita y la chistera. El cine, en cambio, nos presenta los conflictos tal como ocurren en la vida; entre un villano que puede ser, a la griega, la adversidad abstracta; o a la que te criaste, cualquier desgraciado, o una mujer sin entrañas, o con ellas negras, o un mal hijo con sus padres –o lo que usted quiera–, y un héroe que nos simpatiza. Los espectadores del cine asisten al desarrollo expositivo de una larga historia en diez rollos que está llena de incidentes laterales, pero que fundamentalmente consiste en la lucha que el héroe emprende contra el villano y éste contra aquél, hasta que transcurrida una hora y media, el villano sucumbe ante la fuerza gallarda del héroe, y éste cae en brazos de la heroína, se dan un beso –y la luz se enciende sobre los carrillos satisfechos y manimasticantes de una concurrencia detumescida.

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Mi lucha libre

– En Luna Córnea 27. Lucha Libre (Conaculta, Centro de la Imagen, Cenart, 2004, Bilingüe). Agotado

Luna Córnea 27. Lucha Libre, disponible en línea

LC 27

En este número 27 de Luna Córnea, la lucha libre es vista, en su multiplicidad de significados y de signos, desde la mirada a un tiempo inquieta e imperturbable de la fotografía. La revista hace un recorrido por algunos de los principales luchadores, cuyos nombres y maneras de desempeñarse en el encordado se ha vuelto por diversas razones célebre, y se detiene en sus excepcionales historias de vida. También hace un inventario, más o menos exhaustivo, de aquellos fotógrafos que se han dedicado durante años a captar los avatares de héroes y villanos para semanarios y revistas especializadas en el género. También las luchadoras son vistas en su condición de mujeres y de madres a través de las imágenes de Lourdes Grobet. Mientras que John O’Leary, fotógrafo norteamericano que lleva viviendo en México desde hace ya más de treinta años, se demora en las alejadas y desmanteladas arenas de provincia.

La lucha es abordada en su condición de espectáculo de masas, como catarsis colectiva, en su carácter de cartel o de cómic o a manera de película. Este número de Luna Córnea se propone, pues, como una primera aproximación al mundo de la lucha y a su representación en el lenguaje bidimensional de la fotografía.

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– Luna Córnea 27. Lucha Libre (Conaculta, Centro de la Imagen, Cenart, 2004, bilingüe).Agotado

«No negocio con mi obra”, dice el fotógrafo Rubén Pax

Rubén Pax

Entrar al estudio del fotógrafo mexicano Rubén Pax es ingresar al baúl de los recuerdos, donde decenas de jóvenes han sido formados en el Taller de Fotografía Libre que este hombre imparte desde hace 20 años.

Al traspasar la puerta del lugar, un mundo se revela de manera casi automática: los cuartos oscuros, las cámaras análogas y estenopéicas —estas últimas sin lente, consisten en una caja con un pequeño orificio y un material fotosensible—, así como el papel fotográfico evocan ese legado que han dejado en el camino artistas como los hermanos Casasola, Héctor García y Nacho López, entre otros.

Profesor durante 35 años de la Escuela de Diseño y Artesanías, ubicada en lo que hoy es el Centro de la Imagen, fundador y refundador del diario La Jornada y de la Agencia Imagen Latina, respectivamente, Rubén Pax inauguró [ayer] en la Fototeca Nacional, de Pachuca, Hidalgo, la exposición Dualidades en blanco y negro, la cual se compone por 50 imágenes que muestran dos etapas de su vida: cuando se hacía llamar por su nombre de pila, Rubén Cárdenas Paz, y cuando decidió cambiarlo por el que emplea actualmente.

En entrevista con el periódico Milenio cuenta que esas dualidades también responden a su descubrimiento por el blanco y negro, el cual lo asombró porque pudo ver la vida de otra manera: “Me sirvió para aprender que estamos rodeados de claroscuros, de dualidades, como la vida y la muerte, el ying y el yang, por ejemplo”.

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http://bit.ly/14p6xrx

La historia de México que relatan las fotografías de 1839 a 2010

Mayo

¿Qué imágenes quedan en la memoria después de ver la exposición? Puede ser la foto tomada por Casasola del frasco que guarda el brazo y la mano de Álvaro Obregón, o la panorámica de 1858 de la ciudad de México que captó Claude Desire Charnay, o la inédita reunión de los presidentes de México para defender la posición del país en medio de la II Guerra o el poderoso retrato de las huellas del terremoto de 1985, de Marco Antonio Cruz, en el derruido edificio Nuevo León en Nonoalco Tlatelolco.

Resultan inolvidables también la foto de las monjas en la playa de Nacho López; los daguerrotipos de 1847 que muestran a los soldados en medio de la guerra contra Estados Unidos; un vendedor de canastos de finales del siglo XIX; la construcción de la Torre Latinoamericana que desde sus alturas tomó uno de los hermanos Mayo o la serie  –de autor desconocido–  del estrangulador de Tacuba, Goyo Cárdenas, que mató a cuatro mujeres y las enterró en el jardín de su casa.

Son 330 fotografías  –en daguerrotipos, ambrotipos, albúminas, plata sobre gelatina o impresión digital–  tomadas por más de 200 fotógrafos. Constituyen una exposición única que cuenta la historia de México a partir de que la fotografía llegó al país en 1839.

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http://bit.ly/13Fuuwi

– La muestra México a través de la fotografía se exhibirá en el Museo Nacional de Arte a partir del 23 de agosto.