La serie Líquido corpóreo de Marianna Dellekamp nos remite a algún misterio de la procreación; los fluidos que retrata son específicamente del cuerpo humano y se les identifica como signos vitales: los líquidos fluyen, se condensan, se filtran, se derraman o emergen de un cuerpo vivo y permeable. Las fotografías que conforman este mosaico orgánico “tratan de un reconocimiento del espacio interno… de la construcción del cuerpo a partir del líquido”, describe la artista.
Un aspecto un tanto desconcertante yace bajo la obra de Marianna: mientras las imágenes son sumamente atractivas a la vista –tanto en su colorido como en las texturas logradas– la narrativa a la que nos vemos arrojados está llena de asociaciones poco halagadoras o incluso siniestras. Tal sería el caso de los retratos de líquidos encefalorraquídeo, secreción traqueobronquial o la orina; mientras que otros fluidos son “limpios”: saliva, semen, leche materna o sangre. Sin querer, se establece una jerarquía en la que ciertos líquidos, como las lágrimas, purifican, mientras que otros, ensucian (vómito, pus o sangre menstrual).
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– En Luna Córnea 21/22. Del angstrom al infinito (Conaculta, Centro de la Imagen, 2001). Disponible en librerías Educal